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Fiebrefobia

La fiebre, tan útil para la supervivencia y tan aterradora al mismo tiempo.


Científicamente hablando llamamos fiebre a un aumento de la temperatura corporal de más de 38°C. Febrícula (el “no tiene fiebre pero va para allá “) a una temperatura del cuerpo entre 37.5°C a 37.9°C y de febrícula para abajo, el cuerpo se mantiene en equilibrio siempre entre 36.5°C y 37.5°C.

Cada vez que aparece un virus o bacteria (95% de las veces son virus, por cierto) en nuestro organismo, éste necesita defenderse avisando a las tropas que formen filas y facilitando la llegaba de las mismas a los sitios más importantes del cuerpo. Es decir, acelera el metabolismo aumentando el riego sanguíneo para que la sangre llegue mejor a los órganos vitales. Estos suelen estar en el centro del cuerpo y son el cerebro, los pulmones, el corazón, los riñones, el hígado...básicamente al cuerpo le dejan de importar un poquito las partes más distales, o sea: piernas y brazos...y piel.

Por eso, cuando un niño tiene fiebre vas a notar que sus piecitos y manitas están más fríos que su frente o cuello. Por eso, también, verás que se pone primero rojito de la cara y luego pálido, porque la piel no tiene tanta sangre en ese momento y no pasa nada.



Otra de las cosas que hace la fiebre es, como decíamos, aumentar el riego sanguíneo. Necesitamos que la sangre llegue rápido y eficazmente y para eso tenemos que acelerar motores. El corazón, en un niño con fiebre, se sentirá aceleradísimo! Y sus pulmones, que necesitan oxigenar esa sangre, también aumentarán la frecuencia de las respiraciones.

Cuando esto sucede se gasta mucha energía, por eso un niño con fiebre suele estar tumbado, no quiere jugar, quiere dormir y recuperarse porque su cuerpo está luchando. Otra cosa que sucede cuando tenemos fiebre es que aumenta nuestro requerimiento de agua por lo que mantenernos hidratados es importante.


Entonces...¿hasta qué temperatura puede llegar una fiebre sin que me preocupe? No hay un número como tal, de hecho un niño puede tener 40°C...41°C y si el pediatra tiene bien identificada la causa solo te dirá que observemos, apapachemos e hidratemos. La fiebre lo que nos dice de acuerdo a su comportamiento es más o menos por dónde va el diagnóstico. Con esto me refiero a que no es lo mismo un rinovirus pedorro que solo da mocos y tos leves con un piquito quizás de fiebre...que una roséola por Coxsackie virus que suele dar fiebre alta y recurrente de 4-5 días sin ningún otro síntoma hasta que aparecen las ronchitas en todo el cuerpo.

La fiebre se estudia, no se cura. Muchas veces me dicen “doctora es que por más que lo baño, que lo tengo encuerado al pobre, que le combino tempra con motrin...la fiebre no cede!” Pues ni que fuera tu esposo para tener que ceder. La fiebre es igual que los mocos, nos protege, no tenemos que bajarla. Estudios han demostrado que si no damos antipiréticos para bajarla, la enfermedad suele durar menos y tener menos complicaciones.

A ver, entonces, si entendí bien...”mi hijo no va a convulsionar aunque tenga 40°C de temperatura y yo no le dé nada”. Depende. Depende de su predisposición genética. Así como hay niños que cuando se enferman no suelen tener fiebre, o muy poca, también hay niños que siempre que les da fiebre los primeros 6 años de vida, convulsionan. La buena noticia es que no hace daño esta convulsión, a diferencia de las convulsiones por otras causas. La mala es que no hay forma de evitarlo. Es decir, un niño que convulsiona por fiebre ni tomando paracetamol cada 4h a diario, ni tomando anticonvulsivantes, va a dejar de convulsionar teniendo fiebre. Tampoco afecta hasta cuánto suba. Ya se demostró que no es que esté muy caliente, más bien es el aumento súbito de temperatura y la inmadurez de su cerebro por su edad lo que hace que estos niños convulsionen (de 36.5°C a 38.3°C por ejemplo).


¿Qué debemos hacer si nuestro niño convulsiona? Evitar que se pegue al caer, ponerlo en posición de seguridad (de ladito) sin intentar detenerla y contar el tiempo. Yo, por ejemplo, tengo dos pacientes bien distintos. La primera llegó conmigo después de ir a urgencias por convulsiones por fiebre en varias ocasiones, ya habían hasta ido con neurólogo que les dijo que sólo eran convulsiones febriles y se quitarían con el tiempo. Pero cada vez que su niña convulsionaba me marcaban por FaceTime para acompañarlos “es que de verdad me pongo muy nerviosa, Mariela, mira, aquí está convulsionando.” “Ok tomemos el tiempo, no te preocupes, no voy a colgar.” Y Así nos quedábamos los 4, papá y mamá en la línea, su niña convulsionando y yo con cronómetro en mano observando desde la pantalla. “Ya pasó verdad? Ahora recuerden que estará como media hora dormida o cansada, déjenla que duerma.” Y así pasó varias veces hasta que de repente un día y con el paso del tiempo, dejó de convulsionar y los papás empezaron a respirar.

Y otro pacientito, Mateo, tiene una mamá que también convulsionó por fiebre cuando era niña. Por lo que para ella es normal. Ella era más bien así. Llegaba a la consulta, se sentaba en su sillón y me decía: “pues esta vez comenzó con mocos, algo de tos, convulsionó 4min el martes y ya para el jueves no tuvo mas fiebre...” así, casual, contándomelo como quien te platica lo que desayunó esa mañana, como otro síntoma más, sabiendo que no pasa nada cuando tenemos bien claro que es una crisis febril.

Por muchos años hubo incluso bañeras con hielos en las salas de urgencia de los hospitales. Por eso no culpo a las generaciones anteriores de entrar en pánico cuando sus nietos tienen fiebre de 39°C y la nuera está así, "¡mírela, doctora, no la cuida! Le digo que le de algo, algún jarabe y no quiere ni llevarla con el doctor" Lo que no conocemos suele dar miedo. Pero ya hoy en día sabemos, tras muchos muchos estudios, que la fiebre no da meningitis. La meningitis da fiebre. La meningitis es una inflamación en las capas que recubren al cerebro (las meninges) que suele ser causada por algunos virus y bacterias para los que ya tenemos vacunas (neumococo, meningococo, varicela, y muchos más). Decir que la fiebre causa meningitis sería como decir que la sangre causa una herida. Es al revés.

Ahora, la naturaleza y Dios fueron muy sabios. El cerebro tiene un centro de la regulación de la temperatura corporal, en la región preóptica del hipotálamo anterior, cerca del piso del tercer ventrículo (por si les preguntan), que hace que, cuando el cuerpo tiene fiebre, sude y tiemble teniendo escalofríos. Hace algo así como un “está bien que quieras defender al cuerpo con tus tropas, fiebre, pero no te pases de lanza, déjame bajarla tantito”


Así que, la próxima vez que tu hijo tenga fiebre recuerda que es una de las medidas protectoras del cuerpo. Que aunque se ve bien gacho, porque hace que nuestro niño deje de ser niño y deje de jugar y reír y mejor se acueste a descansar y prefiera dormir...no pasa nada, esto es necesario para recuperarse. Si se siente muy mal y no se calma con pecho, póntelo piel con piel. Hacer piel con piel ayuda a regular la temperatura. Si sigue sintiéndose muy mal, dale paracetamol o ibuprofeno (también ya se demostró que combinarlos no sirve de nada). Si dura más de 5 días o no hay una causa evidente, avísale a tu pediatra para que estudie esa fiebre porque quizás tenga que descartar infección urinaria u otitis u otras cosas de la sangre.


“Doctora se la tomé con el termómetro de pistola y en la frente tenia 38.3°C pero en el cachete 37.9°C entonces dije bueno en el cuello y tenia 39°C! Entonces cambié a un termómetro de la lengua y en la boca tenia 38.6°C...” La realidad es que, no importa. Yo, como mamá y pediatra, ni siquiera le tomo la temperatura a Diego cuando se ha enfermado. Mejor reviso todo el escenario. “Ah, tiene moquitos, ya empezó con tos, no ha querido comer sólidos y sólo quiere estar en el pecho, ayer anduvo un poquito más caliente seguro tuvo fiebre pero creo que hoy ya no porque ya anda jugando.” Algo así es mi tren de pensamiento. El termómetro que tengo por si acaso tuviera que usarlo para monitorizar fiebre recurrente es uno digital. Pero no es necesario comprar alguno súper especializado porque al pediatra nos da lo mismo si tiene 38°C o 39°C o 40°C lo que nos interesa es todo el escenario. El estado clínico, los días de duración y si va hacia la mejoría después de 3-5 días o por le contrario, cada día va empeorando.


Espero que con mis palabras y conocimientos del tema te haya ayudado a tenerle un poquito menos de miedo a la fiebre, que a la siguiente vez que tu hijo tenga un virus respires con más calma confiando en su sistema inmune y que el estrés no te invada para así poder tomar las mejores decisiones. ¡Un fuerte abrazo y bonito día!

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